La electricidad es empleada en multitud de tratamientos médicos. Son varias las técnicas de electroterapia cuyo objetivo es la curación del paciente. En el caso del dolor de espalda su objetivo es el de aliviar el dolor sufrido por el paciente. Para recibir un tratamiento de electroterapia es necesario ponerse en manos de un especialista médico que evalúe el caso.
Uno de los métodos más empleados en fisioterapia es el de la estimulación nerviosa eléctrica transcutánea. Este tratamiento se basa en la teoría de la puerta de Melzack y Wall de 1965 y consiste en la emisión de una pequeña corriente eléctrica. La electricidad tiene como objetivo estimular fibras nerviosas que liberan una sustancia capaz de bloquear la recepción de dolor por parte del sistema nervioso. De esta manera, con la aplicación de pequeñas descargas se logra aliviar el dolor en la espalda. Se trata de un método que no cura el origen del dolor, pero que ayuda a combatirlo. Además, tiene la ventaja de no ser invasivo, de manera que no existen efectos perjudiciales para el cuerpo.
Como mejora de este método existe la neuroestimulación percutánea. En este caso, el tratamiento logra precisión al emplearse agujas similares a las de la acupuntura para profundizar más en la zona foco del dolor. A través de parejas de agujas circula una suave corriente que no causa daño al paciente y ayuda a aliviar el dolor de espalda. Se trata de un tratamiento que ha alumbrado buenos resultados en su aplicación para combatir el dolor de espalda. La pega es que presenta efectos adversos al utilizar agujas, por lo que es imprescindible realizar el tratamiento con especialistas de confianza y en condiciones asépticas.
Otro método utilizado en electroterapia consiste en la emisión de ondas cortas. Mediante la aplicación de electrodos se crean campos magnéticos que aumentan ligeramente la temperatura de la zona que padece dolor. Mediante este aumento del calor, los electrodos logran un efecto similar al del tratamiento de aplicación de calor, con la ventaja de que pueden alcanzar mayor profundidad. Con la aplicación de calor se persigue dilatar los vasos sanguíneos y facilitar el paso de la sangre por la zona afectada. De esta manera, alrecibir más nutrientes, la zona dolorida podría sanar antes. Sus efectos no están certificados, pero su aplicación no presenta riegos
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