viernes, 13 de agosto de 2010

Puntos Gatillo

Los puntos gatillo "seguramente son" las placas motoras de inervación muscular sometidas a sobrecarga de inervación debido al alto nivel de actividad neurológica, bien para mantener una contractura muscular o para conseguir un hipertono en músculos atrofiados (existen otras teorías).

Lo cierto es que los puntos gatillo coinciden con los puntos motores de mejor respuesta eléctrica. Se detectan a la palpación como zonas hipertensas, hipersensibles al dolor, inflamadas y, a veces, fibrosadas cuando el proceso se ha cronificado excesivamente.

Reciben el nombre de gatillo por generar dolor reflejo a distancia del punto de presión. Existen mapas de las zonas sobre las que se reflejan las molestias o dolor referido. Dichos mapas son relativamente fiables ya que, en la práctica, el mismo punto puede inducir su manifestación hacia una localización y otras veces para otra. A fin de ponerlos de manifiesto se aplica una presión moderada sobre el punto e inmediatamente aparecerá un aumento de dolor local, que será seguido por la sensación de entumecimiento doloroso sobre su zona de influencia.

Para comprobar lo dicho, vasta con localizar los mismos puntos sobre ambos trapecios en un paciente con problemas de cuello. Observaremos como en el lado en el que el paciente manifieste irradiaciones o radiculalgias, el reflejo doloroso se manifiesta distal (hacia el brazo). El mismo punto del trapecio opuesto, genera su respuesta hacia proximal (sobre el cuello). La respuesta del segundo caso se debe a la sobrecarga que soportan los antagonistas a la lesión como actitud de defensa protectora del lado del pinzamiento radicular. Lo dicho, podemos hacerlo extensivo a otras zonas, como pueden ser los escalenos.

Dependiendo de la agudeza de la lesión, podemos hallar tres niveles de respuesta:

Dolor intenso que tiende a aumentar y a agravar el proceso.
Dolor intenso durante todo el tiempo de la presión mantenida sin manifestar disminución.
Dolor en oleada que aumenta pero que al cabo de unos segundos decrece generando alivio y relajación del músculo afecto.
Dependiendo de la situación que nos encontremos, debemos insistir o no en el tratamiento. En el primer caso estará contraindicado. En el segundo nos daremos cuenta de que con la técnica conseguiremos poco. El tercero será el más adecuado e indicado, ofreciendo buenos resultados; situación típica de los procesos crónicos.
Estos tres niveles de manifestación sintomatológica poseen valor diagnóstico.
La técnica habitual de tratamiento consiste en aplicar una presión fija y mantenida (se dice que unos 90 segundos) pero realmente se mantiene la presión hasta que sintamos bajo nuestros dedos la disminución de la tensión muscular, normalmente consecutiva a la reducción del dolor puntual y referido.
Podríamos discutir ahora si el efecto se le atribuye a la isquémica causada por la presión o a la interferencia sobre la inervación en el circuito alfa gamma de servocontrol del tono muscular. Personalmente, me inclino por el segundo, pues podemos alcanzar resultados semejantes con presión, estimulación eléctrica, frío, láser de diodo mediante cabezal o puntal, cabezal de ultrasonidos.

Recomiendo un experimento:

Aquellos fisioterapeutas que gustáis de tratar los puntos gatillo con láser puntual mediante el cabezal o puntero, haced lo mismo pero con el aparato sin emitir energía. Observareis resultados curiosos y os preguntareis sobre los efectos del láser.(a)

¿Cómo encuentra o diagnostica el fisioterapeuta un punto gatillo miofascial?
En el músculo con un PGM se perciben bandas tensas a la palpación, comparándolo con el del lado contralateral sano.

La banda tensa puede resultar molesta, pero dentro de ella existe un punto claramente más doloroso que suele presentar un aspecto nodular. La presión moderada sobre ese punto resulta tan inesperadamente dolorosa que el paciente rehuye el contacto a modo de queja (signo del salto).

Usando una palpación rápida de la banda tensa (como si tocáramos una cuerda de guitarra) se observa una contracción fugaz de las fibras que componen la banda tensa, mientras que el resto de las fibras del músculo no se contraen (respuesta de espasmo local). Esta respuesta también se puede obtener por medio de la punción seca del PGM.

Si presionamos un PGM irritable, se produce un dolor referido a otra parte del cuerpo. Si el paciente lo reconoce como su dolor o como parte de él, se puede clasificar ese punto gatillo como activo. Un dato muy importante y que puede llevar a errores diagnósticos es el hecho de desconocer que muchos puntos gatillos miofasciales se encuentran fuera de su zona de dolor referido. Este dolor referido también se puede desencadenar con la punción seca del PGM.

Los PGM provocan rigidez y acortamiento en los músculos en los que están presentes, provocando dolor al estirarlos y restricción de la movilidad articular.

Los músculos con PGM se encuentran fatigados en condiciones basales, se fatigan antes con el ejercicio y recuperan más lentamente (estudios electromiográficos lo demuestran).

Hay diferentes mecanismos capaces de activar puntos gatillo miofasciales:

Directos: traumatismos directos, sobrecargas agudas o crónicas, enfriamiento...

Indirectos: otros PGM, enfermedades de origen visceral, inflamaciones articulares, estrés...(b)

Corrientes utilizadas

Se trata de conseguir un fuerte estímulo sensitivo que interfiera y altere las vías de inervación que se mantienen a modo de círculo vicioso hiperexcitadas. Podemos aplicar baja frecuencia o media frecuencia.

El estímulo será predominantemente sensitivo sin componente galvánico. La baja frecuencia mantiene mejor el estímulo sensitivo, pero es menos tolerable para el paciente que la media frecuencia.

En baja, usaremos frecuencias comprendidas entre 80 y 150 Hz con pulsos cuadrangulares de 0,1 a 0,5 ms (mejor bifásicos) en frecuencia fija hasta que retiremos el electrodo o cabezal de US. En caso de corrientes monofásicas, el (-) sobre el punto gatillo.

En media frecuencia, (con aplicación bipolar), podemos regular el equipo para generar modulaciones en frecuencia fija entre 80 y 150 Hz o barridos que oscilen entre las indicadas. En lugar de portadora de 4000 Hz, sería mejor aplicar una portadora de 2000 ó 2500 Hz y modulaciones cuadrangulares en lugar de sinusoidales. (a)

Personalmente prefiero la baja frecuencia. Recomiendo probar vibraciones musculares con el electrodo en el punto gatillo, buscando la frecuencia que mejor acepte el paciente (regulando entre 2 y 6 Hz). Así mismo, sugiero aplicación de la portadora de media frecuencia sin modulaciones, ajustada entre 4000 y 6000 Hz, a fin de conseguir un efecto de pseudoanestesia.

No olvidemos que la presión del cabezal o del electrodo puntual es importante y también contribuye a conseguir el objetivo pretendido. Debemos disociar ambos componentes. Además, la aplicación de terapia ultrasónica puede ayudar.

(a)http://www.electroterapia.com/p_gatillo.htm
(b)http://www.fisaude.com/fisioterapia/tecnicas/tratamiento-conservador-de-los-puntos-gatillo-miofasciales/descripcion.html

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